Tea Shop y el arte de beber té

10.11.15 Beat The Design 1 Comments

En tiempos en donde comienza a hacer frío a todos nos apetece entrar en calor con una taza de té. Tea Shop es una empresa que nació en Barcelona en el año 1990, lleva 25 años proporcionando té fresco y artesanal en sus establecimientos, que ahora mismo se encuentran también en territorio internacional.


Fuente: Beat The Design
Tea Shop además de venderte un producto como es el té, te da la experiencia de degustar una variedad de sabores recolectados en diferentes partes del mundo.

Su estética es delicada y sencilla, cuyos colores predominantes son el verde y marrón. Tiene un logotipo que nos recuerda a Reino Unido, por su tetera seguido del naming en inglés.

Cuidan los detalles minuciosamente en sus locales y su producto como también en su packaging.

Empecemos con la bolsa de compra. Hecha con papel kraft con certificación PEFC (Asociación para la Certificación Española Forestal), entidad sin ánimo de lucro que promueve a nivel mundial la gestión sostenible de los bosques, para garantizar su cuidado en el futuro. Sus dimensiones son de 40cm de ancho por 25cm de alto, cuenta con una impresión de más de una tinta en serigrafía.
El background de su diseño es un mapa antiguo junto el logo encima centrado. En el lateral izquierdo encontramos la web en vertical.  

Fuente: Beat The Design
El mismo diseño y material se repite en las bolsas de regalo, la única diferencia son que sus dimensiones se reducen a 4cm por ancho por 9cm de alto.

Fuente: Beat The Design
Como el producto principalmente se sirve a granel, dispone de un envase en bolsita negra con una etiqueta con todas las clases de té o productos que Tea Shop ofrece, la etiqueta sirve para que en el momento de comprar señalen el producto y escriban sus características, como bien puede ser la duración de la infusión o su fecha de compra. Tea Shop dispone de bolsitas desde los 100 gramos hasta 1 kilo.

Fuente: Beat The Design

Como consumidoras nos parece un producto atractivo con decoración sencilla pero en total concordancia con su producto. Es un buen ejemplo de que a veces vale más la sencillez y claridad que el desorden y confusión.

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